Pensamientos para el Hombre Nuevo
Mi primera experiencia
Por Andrés Lucífero(*)
Dedicada a mis padres
1.
Allá por el novecientos
cuando el siglo comenzaba,
el país los esperaba
con los brazos bien abiertos...
y sin pensar si era cierto
que aquí "vivía" el futuro
vinieron, y dieron "duro"
al trabajo y a dar hijos.
Y es por eso que, colijo,
se murieron sin apuro.
2.
He tenido la gran "suerte"
de haber nacido bien pobre...
y al ganar el primer cobre
con el sudor de mi frente,
he tenido bien presente
cuánto se debe luchar
para poder disfrutar
del "vivir decentemente".
3.
Mis estudios oficiales,
muy cortos y desparejos,
los compensaron mis viejos
enseñándome a luchar,
con garra y sin descansar,
como buenos calabreses,
soportando los reveses
que el pobre debe enfrentar.
4.
Mi lucha fue recia y dura,
¡pero nunca me achiqué!
Como obrero comencé
conociendo a los que mandan,
a los que nunca se ablandan
por las desdichas ajenas
y consideraban buenas
a sus más duras demandas.
5.
Las más duras injusticias
consideraban "normales".
y para colmo de males,
ninguno se rebelaba.
A nadie se le cruzaba
por su mente sometida,
que alguna vez en la vida
esa situación cambiara (1934).
6.
De tanto "vivir lo malo"
y ubicándome "al revés"
comprobé cómo, después,
aplicándola a conciencia,
era mayor la "obediencia",
así como en rendimiento,
y todo el mundo contento,
sin odios ni prepotencia.
7.
"Mandar" ¡es mala palabra!
Lo correcto es "conducir"...
y habremos de coincidir
que la deseada "obediencia",
es fruto de la "conciencia"
que pone el trabajador
¡cuando sufre el rigor
de la odiada prepotencia!
8.
Un día, en la Fundición,
mi jefe me oyó cantar:(*)
¡de golpe me hizo callar!
sin ninguna explicación,
sin saber que es condición
para un mayor rendimiento,
¡que el obrero esté contento
y exprese satisfacción!
9.
Aprendí en esa ocasión
que "mandar no es conducir"...
que se debe sugerir
o dar una explicación,
del por qué una negación
o el por qué de una exigencia
y obtener en consecuencia
del obrero ¡ACEPTACIÓN!
–––––––––––––––
(*) Reflexión:
Alegra más mi corazón
oir a un trabajador cantando
que a un cantante trabajando...
que tal vez esté llorando
por dentro una desazón.
Andrés Lucífero
Andrés Lucífero (83) nació en la Argentina en el año 1918. Con el 6º grado de la escuela primaria cumplido, trabajó desde muy joven en diferentes empresas industriales, logrando importantes puestos de conducción de personal, principalmente en Alpargatas, una de las más importantes empresas textiles del país durante gran parte del siglo XX.
Entre 1973 y 1978 fue Asesor Gremial de la empresa, en la que no se produjo ningún paro en un período marcado por tomas de fábricas y revueltas gremiales. Participó activamente en la discusión de convenios y de la aplicación de valores para la incentivación del personal.
Es socio vitalicio de la Asociación de Dirigentes de Personal de la Argentina (ADPA), y fue Vice-presidente del Centro Argentino de Técnicos en Estudio del Trabajo, Prosecretario de la Asociación Argentina de la Productividad (AAPRO), miembro de la Comisión del Centro de Productividad de la Argentina (CPA), Director del Círculo Argentino de Supervisores de la Sociedad Argentina de Organización Industrial (SADO), presidente de la Comisión de Seguridad e Higiene de la Unión Industrial Argentina (UIA). entre otros importantes cargos y reconocimientos institucionales.
También dictó cursos sobre temas de conducción de personal y otros temas del área industrial.
... y se declara a sí mismo “analfabeto” !!!
... Ser Humano y Trabajo lo declara “Maestro”
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