lunes, octubre 10, 2005

Un taller de reparaciones para el bolsillo

Cada tanto me toca hacer de servicio técnico en el equipo de un amigo o pariente, algo que cualquiera que maneje con un mínimo de comodidad la tecnología moderna sufre en algún momento. Cuando me llega el turno no me quejo, porque hago lo mismo con otras cosas. Soy un mediocre cocinero, por ejemplo, y un electricista desmemoriado: una duda y ya estoy al teléfono (o conectado a la Red, si es algo específico) buscando ayuda.

Para esas llamadas con consultas informáticas casi esotéricas, armé una caja con herramientas analógicas -un par de destornilladores de tipo Philips, tornillos y cables varios- y destiné un par de CD para la parte digital, con software básico para instalar (antivirus, herramientas de diagnóstico, etcétera).

Esto último va a cambiar: hace quince días, un grupo de fabricantes de periféricos USB anunció que estaba lista una especificación que le aliviará el trabajo a más de un técnico amateur. El estándar, desarrollado por la compañía U3, transforma las memorias USB compatibles en espacios de trabajo portátiles y personalizables. Saldrán a la venta en todo el mundo a mediados de este mes, de la mano de Kingston, Memorex, SanDisk y Verbatim, entre otros. Permitirán correr versiones específicas de aplicaciones populares sin que sea necesario instalarlas en el equipo con Windows 2000 o XP en el que se corren; hay varias ya disponibles en www.u3.com . Sólo será necesario conectar la llave de memoria, elegir la aplicación desde un panel, y listo.

Pero hasta que tenga uno de esos modelos, estoy librado a mi experiencia para intentar predecir qué voy a necesitar, y copiarlo a mi llave USB. Un amigo, técnico profesional, decidió cortar por lo sano y compró un rígido portátil de 30 GB, que le permite llevar lo más variopinto del software de diagnóstico para PC y, en un caso extremo, hacer un backup de un disco agonizante.

Entre las aplicaciones con las que juego a ser mago está el software de diagnóstico Everest ( www.lavalys.com , gratis para uso personal, no requiere instalación) y una versión portátil del navegador Firefox: corre desde mi llave de memoria, puedo cargar allí mis favoritos, y es genial cuando el Internet Explorer no funciona. Esto se lo debo al programador John Haller ( http://johnhaller.com/jh/mozilla/ ), también responsable de las versiones sin instalación del cliente de correo Thunderbird y del paquete de oficina gratis OpenOffice.org . Además, llevo los freeware Filezilla (un cliente FTP, http://filezilla.sourceforge.net ) y Foxit (un lector de PDF, www.foxitsoftware ), fundamental para leer manuales digitales sin contaminar la escena del crimen y descubrir qué es lo que está pasando en el equipo con problemas.

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